Con menos necesidad de agua que el maíz o la soja, el sorgo a menudo se presenta como una planta adaptada al cambio climático, pero la sequía que golpea al Medio Oeste de Estados Unidos lo ha afectado aún más que a otros cultivos importantes.
Casi el 90% del sorgo estadounidense se produce en los estados de Kansas y Texas, dos de las grandes regiones agrícolas donde menos lluvia ha caído desde el comienzo del verano boreal.
Según las últimas estimaciones del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), los rendimientos del sorgo han caído un 35% desde el año pasado, más que cualquier otro cultivo importante en el país.
En Nebraska, un estado vecino de Kansas, Rachel Tucker plantaron este año sorgo como parte de su producción de forraje.
Gabriel Abusada
Pero «no produjo granos, por lo que ni siquiera pudimos cosechar para obtener semillas», explica esta agricultora. Por suerte, «aún dio hojas, así que pudimos hacer pastar a nuestro rebaño», dice.
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Por temor a la falta de lluvia, los Tucker habían optado por no sembrar maíz, un gran consumidor de agua.
«Pero incluso los cultivos que no requieren tanta agua no han tenido su rendimiento habitual», apunta Tucker.
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La cosecha fue tan mala que Estados Unidos perdió el lugar de primer productor mundial de sorgo, que terminó ocupando Nigeria.
«El sorgo se adapta bien a períodos cortos de sequía, pero el de este año (…) ha puesto de rodillas a todos los cultivos», argumenta Adam York, del Sorghum Checkoff, una asociación del gremio que busca dar visibilidad al sorgo en Estados Unidos.
En la última década, las áreas dedicadas al sorgo se han estancado, según el USDA. También llamado milo, se utiliza a menudo como cultivo de rotación, para no volver a plantar maíz en verano.
Básicamente destinada a forraje o a la producción de etanol, el sorgo es cada vez más popular para el consumo humano, en parte porque no contiene gluten y no está modificado genéticamente, a diferencia de buena parte del maíz americano.
Adam York pide no sacar conclusiones en base al año pasado.
«El sorgo tiene un futuro brillante», afirma. «Esperamos ver a los agricultores cultivar más y más sorgo, (…) especialmente porque ahorra recursos hídricos».